viernes, 14 de mayo de 2010

El Poder Creador

Existe dentro de cada uno de nosotros una pequeña chispa que es la imagen viva de nuestro creador

esa chispa habita en el templo íntimo de cada persona, en el primer órgano que se forma de cada ser humano

en el corazón.

La chispa creadora o semilla de la divinidad es nuestra herencia ancestral que espera por nosotros para

desarrollarse definitivamente, extendiendo sus raíces, ramas, hojas y frutos hasta ser un árbol frondoso

que se integre al bosque infinito que es el creador.

Esa chispa que varia entre unos y otros en extensión, brillantez y colorido, necesita un constante cuidado

tal como se lo daríamos a una planta que amamos, necesita ser regada, alimentada, enderezada, podada y

rodeada de tanto amor como nos sea posible.

¿Cómo alimento mi chispa? Cada pensamiento positivo es una gotita de rocío sobre nuestra chispa, cada

buena acción es una gota de alimento sobre nuestra chispa, cada sentimiento polarizado hacia lo positivo

es una lluvia de amor sobre nuestra chispa y es lo que producirá el crecimiento y desarrollo infinito de nuestra

chispa.